Origen de las Agendas
La innovación es un factor clave para la transformación social y el desarrollo económico de los países. Al mismo tiempo, es una capacidad imprescindible para resolver problemas exitosamente y competir con las economías más desarrolladas a nivel mundial.
El Conacyt busca contribuir para llevar a México hacia una sociedad del conocimiento mediante la aplicación del saber y el fortalecimiento de las capacidades científicas y tecnológicas en todos los estados y regiones de la República, para ello realizó el proyecto de las Agendas Estatales y Regionales de Innovación. Éste es un esfuerzo que ayudará a romper paradigmas y descentralizar las actividades científicas y tecnológicas, alineándolas con las metas del Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno Federal 2013-2018.
Desarrollo Regional como base para un México más innovar y próspero
El Conacyt, a través de la Dirección Adjunta de Desarrollo Regional que encabeza el Dr. Elías Micha, impulsa la descentralización de actividades científicas y tecnológicas para fortalecer el sistema nacional de ciencia y tecnología.
Las políticas de desarrollo regional fomentan el crecimiento de todo el territorio nacional, considerando que el alto desempeño de una región repercute positivamente en las regiones vecinas, mientras que el bajo desempeño de éstas puede incidir de manera negativa en el conjunto del sistema productivo. De esto se sigue que las políticas de desarrollo regional ayudan a reducir desigualdades al abordar asuntos de competitividad, equidad y de eficiencia.
En la actualidad, los gobiernos desempeñan un papel clave en el estímulo a la innovación tecnológica, en la inversión en I+D, y en la promoción de ambientes regulatorios que incentivan las actividades científicas y tecnológicas, así como la innovación.
Se ha demostrado que los emprendimientos de base tecnológica crean círculos virtuosos, generando altos márgenes de utilidad y empleando personal altamente calificado con salarios más competitivos. Los factores anteriores impactan en la disponibilidad de recursos dinamizando la economía, aunque la existencia de éstos no depende únicamente del crecimiento de capital y de mano de obra, sino del cambio tecnológico efectuado en todos los niveles, desde el ámbito de la generación del conocimiento, su trasmisión, hasta su adecuada aplicación en la industria productiva.